La chica del calendario
Sentado en mi silla, en mi cuarto, me veo observando a Audrey Hepburn. Esta preciosa actriz es la que encabeza mi calendario del 2003 desde entonces. Precisamente en mi mes, enero, me mira como esperando una respuesta de mí. Una respuesta a una pregunta que me hizo seguramente estando dormido, soñando. Ella es así, se espera al momento idóneo para cobrar vida dentro de esa fotografía en blanco y negro y susurrarme cosas al oido. ¿Qué querrá saber mi chica del calendario?... ¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez?...Buff... el 2003 queda ya muy lejos, pero tengo algunas imágenes en mi memoria. Algunas me alegran y otras me entristecen. ¿Recuerdas como eras cuando nos vimos por primera vez?...jejeje, un soñador. Buscar la belleza y la perfección eran mis anhelos. ¿Eran? ¿Acaso he dejado atrás esa forma de ver el mundo? Audrey no me contesta. Un momento. Esperad. He creido oler el perfume de una mujer. ¿Será de Audrey? Quién era Alex en el 2003 casi ya no lo recuerdo, pero sí se como era el del 2006. Despreocupado, pero previsor... divertido y serio... un crío y un hombre... un soñador y un realista... un corazón de rosas y de hielo. ¿Quién será el Alex del 2007? La simpática Srta. Hepburn sonríe con los ojos cerrados. Debería preguntarle a ella. Dicen que los sueños son los conocimientos que guarda nuestro cerebro en lo más profundo, y que nos muestra como en una película a cámara rápida todas las noches para reirse de nuestras caras cuando nos despertamos y creemos entender lo que acabamos de ver. Quiero saber el significado de mi locura, quiero conocer los misterios que mi propia mente me esconde, quiero entrar con Audrey Hepburn, quiero conocer mis límites para rebasarlos, quiero sentir lo que no he sentido hasta ahora, quiero ser tan alto como la luna, quiero creer.